Sergio Gómez – nutricionista ortomolecular
DOMINANCIA ESTROGÉNICA. No hay hormonas masculinas y femeninas… insisto.
Todo comienza con el deterioro que sufre nuestro sistema hormonal sexual a lo largo de nuestra vida ya que la secreción de nuestras hormonas sexuales va decayendo. No sólo es un problema de agotamiento de dicha secreción o de falta de enzimas que permitan la conversión desde el colesterol hacia la hormona que precisamos, sino que en algunos casos también puede deberse a una mala gestión de nuestras membranas celulares, las cuales, como ocurre con la insulina, deben tener una serie de receptores concretos que hagan posible que la hormona realice su función correctamente. La afectación por peroxidación de AGPI de dicha membrana es vital en estos casos y se debe corregir.
La edad, pero sobretodo la inflamación y el estrés son dos de los factores más importantes que producen dichas circunstancias de deterioro.
Hay que darle la importancia que merece a un fenómeno (que se sucede en la mujer antes de climaterio y menopausia) que se denomina DOMINANCIA ESTROGÉNICA. Esta situación se produce en la mujer en una media aproximada de edad de entre los 38-47 años, cuando existe un desfase entre la relación estrógeno/progesterona que puede dar muchísimos problemas a nivel sistémico.
Ello sucede porque normalmente a esa edad, la mujer está en un momento competitivo a todos los niveles, secretando gran cantidad de cortisol por su AUTOEXIGENCIA continua. La hormona que genera cortisol es la progesterona y por ello se produce dicha dominancia estrogénica, porque la progesterona que debería regular el ciclo hormonal con un equilibrio se utiliza con tal fin de generar cortisol para su vida diaria.
En el hombre se da un envejecimiento en el proceso de secreción de la testosterona que cada vez ocurre más pronto por un fenómeno importantísimo denominado AROMATIZACIÓN (transformación de testosterona en estrona) que puede dar lugar tanto a una falta de biodisponibilidad de dicha hormona como de estímulo de glándula mamaria y almacenamiento de grasa en dicha zona y flancos zona abdominal característica. Ello afecta a nivel emocional y a nivel prostático inflamatorio e incluso tumoral a largo plazo.