
Sergio Gómez – nutricionista ortomolecular
Confieso que soy un fan absoluto de las emociones. Las emociones son ese conjunto de reacciones que todo hijo de vecino experimentamos en la vida: miedo, tristeza, alegría, ira.
Me da muchísima ternura cuando atiendo gente en consulta porque es maravilloso desgranar su día a día y darte cuenta de que todos tenemos una tecla que cuando la “clickamos”, ahí está… tu factor desencadenante de todo.
Nuestro estilo de vida nos lleva sin darnos cuenta a sufrir situaciones de estrés o sufrimiento que normalizamos y que en la mayoría de ocasiones no damos importancia. Nuestra mente siempre tiende como mecanismo de defensa a imaginarse lo peor, pues de esa forma nos prepara para un posible episodio negativo que afrontar. PREOCUPACIÓN.
De hecho, cuando dormimos y soñamos, nuestro cerebro lo que hace es recrear cosas que has escuchado o visto en tu día a día, para poder afrontar una posible situación adversa que superar.
¿Cuántas veces has soñado con la película de miedo que viste anoche, o con la última conversación de un amigo que te ha contado una situación concreta?…
El cuerpo humano no entiende de si tienes un león delante o si debes pagar la hipoteca… ni siquiera si te van a pillar conduciendo sin permiso o si están a punto de robarte… el cuerpo humano pone en marcha los mismos procesos fisiológicos de alerta y de defensa con la secreción de Neurotransmisores o de Hormonas para que afrontes la situación.
No es lo mismo vivir con un status social adinerado que “pobre”; no es lo mismo vivir en una casa llena de “amor” que vivir en una familia desestructurada; no es lo mismo trabajar en un ambiente con armonía que con tu jefe chillándote en la oreja cada dos por tres; no es lo mismo trabajar y estudiar que estar en casa rascándote la barriga; no es lo mismo tener amigos que te convengan a amigos que ya no están en tu línea de actuación o de focus “al final, acabas dejándolos ir».
Todo esto, son situaciones cotidianas de la gente que veo cada día en consulta y que ponen en marcha esos procesos fisiológicos que acaban provocando problemas mitocondriales, metabólicos, intestinales, de inflamación sistémica o de otras patologías.